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Responsabilidad del entrenador ante el 'dichoso' paso cero...

"El progreso es imposible sin cambio, y los que no pueden cambiar sus mentes no puede cambiar nada." George Bernard Shaw
"El basket es constante evolución y nunca para" Xavi Pascual 

Ha llegado a nuestras vidas, FIBA mediante, la nueva norma de #pasocero, referida básicamente a la regla de pasos en determinadas situaciones y que pretende equiparar en este aspecto el mal llamado "baloncesto FIBA" al practicado en USA.

Controversias aparte, si era necesario o no, a quién favorece, si los árbitros están bien formados... y docenas de debates que hemos vivido y estamos viviendo casi a diario en las redes sociales, en las aulas y en las barras de bar, a las faldas de la nueva norma han surgido 3 reacciones principales entre los entrenadores:


  • E TIPO 1. No voy a perder ni un minuto en esto, además seguro que lo vuelven a cambiar.
  • E TIPO 2. Esperaré unos meses a ver por dónde nos lleva y cómo lo gestionan los árbitros.
  • E TIPO 3. Es una revolución, tengo que entrenarlo y ser el primero en sacar ventaja de ello.


Partamos de la base de que esta ampliación/modificación de la regla ha venido para quedarse, no tiene marcha atrás. Una vez asumido este extremo, confieso que estoy más cerca del entrenador tipo 3 que del tipo 1.

Los entrenadores, especialmente en formación tenemos una responsabilidad principal, desarrollar hasta el límite máximo cada talento que gestionamos, conforme a unas normas de juego y a las posibilidades que nos da el deporte que enseñamos. Si de pronto nos encontramos con que bajo determinado timing en el control de balón podemos sumar un apoyo al dribling TENEMOS que enseñarlo, es nuestra obligación. De no hacerlo sería la primera vez que en un deporte a los jugadores se les oculta información técnica que influye directamente sobre sus ventajas en el juego.

Si la secuencia ahora es 0-1-2, ¿por qué sigo enseñando 1-2? Si la música que repetíamos mentalmente era 'derecha-izquierda-arriba'... ahora es 'izquierda, derecha, izquierda, arriba', y tenemos que enseñarlo.

Pero cambiar la forma de enseñar un gesto tan importante en el desarrollo del juego implica una profunda reflexión, una labor de asumirlo y entenderlo, un trabajo de ensayo-error, en definitiva, un cambio metodológico. El 'siempre lo hemos enseñado así' ya no sirve, igual que ya no tenemos a nuestros niños dando pases a una pared hasta que se le caen los brazos de agotamiento, porque hemos encontrado otras maneras mejores, otros estilos de enseñanza con más rendimiento. No caigamos en la pereza, nos hace peores entrenadores.

Es falso lo que hemos leído tanto estas semanas de 'toda la técnica individual que hemos enseñado hasta ahora no sirve para nada', porque TODO lo que se estaba enseñando se sigue pudiendo hacer. Además, no estamos hablando de sumar tiempo de paso cero que reste tiempo de otros fundamentos técnico-tácticos, hablamos de cambiar la manera de enseñar recepciones en carrera, paradas y finalizaciones. Mismo tiempo, diferente norma, diferente metodología.



Cuando nos presentaron este verano por vez primera los casos concretos de la regla y pudimos ver sus ventajas en el dribling (una cosa es ver NBA por la tele y otra muy diferente es constatar en pista con un balón que significa poder ejecutar tres apoyos cada vez) tuve claro que el practicante 'veterano' no adoptaría con facilidad la gestualidad propia del nuevo escenario.

Es muy cierto que a ciertas edades, donde la jugadora o el jugador lleva 4-6 años de práctica continua, incorporar estos gestos al entrenamiento y pretender que se ejecute inmediatamente solo nos va a llevar a la desazón. Miles de repeticiones han generado, a unas edades adecuadas, toneladas de mielina que recubren el tejido cerebral, y eso no se puede destruir/modificar en unas cuantas sesiones.

En estadios avanzados posiblemente tengamos que sesgar, que centrarnos en aquellos gestos que sí pueden tener un aprendizaje no traumático como el reverso de tres apoyos y la recepción en carrera, y reservar los demás gestos; paradas, finalizaciones desde bote, recepciones y salidas en movimiento al poste, etc. para hacer algún ejercicio técnico semanal sobre ello y quien tenga talento para incorporarlo a sus registros que lo haga. Explicar la regla, introducirla y permitir que puedan adoptarla.

Sin embargo a la niña que empieza en baby, al pequeño que tiene en edad benjamín su primera experiencia con la pelota naranja si debemos enseñarle, como hacen todos los niños que juegan a baloncesto en USA, a recibir con un pie en el suelo y no en el aire, para poder realizar dos apoyos posteriores. Donde poníamos esos dos aros en línea para hacer dos pasos tenemos que añadir uno más, para enseñarles la realidad del juego que practican.

Si hay un elemento técnico que nos da una ventaja clara y legal sobre el rival, ¿cuál es el argumento para no enseñarlo?, ¿cuál es la disculpa para que no forme parte metodológica de todas las escuelas de baloncesto a día de hoy?. Esta es la pregunta que tenemos que respondernos cada uno de nosotros para saber si incurrimos en dejadez en nuestra responsabilidad como formadores.

Quizás esto nos ayude a saber que tipo de entrenador es cada uno.


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