Todo empezó con un mensaje en el chat del Facebook... el Director Deportivo me indica que "el club te necesita para un asunto de vital importancia"... un asunto de vital importancia... suena muy bien. Veamos de que se trata.
"¿Qué te parece entrenar al benjamín?"
Ahora es cuando muchos de los que me conocen pensarán... ahí está el que abominaba del minibasquet, el que juraba y perjuraba que él no sería nunca capaz ni siquiera de entrenar alevines... el que pensaba que el baloncesto empezaba en edad infantil, que lo anterior era una cosa que existía... pero no para él...
Un flash, un instante de 'debilidad'.. "venga, acepto"... y me vi de pronto rodeado de un grupito de pequeños proyectos de personas, pequeños proyectos de jugadoras, intentando fabricar un entreno que no les aburriese, que les sirviese de algo, utilizando la psicología para hacerme con ellas y guiarlas, hacia cualquier sitio, pero guiarlas. Me vi buceando en webs, suplicando apuntes entre mis compañeros experimentados en 'basquet pequeño', pensando, pensando y volviendo a pensar.
Nunca más que ahora vale aquel dicho de "vosotras aprenderéis conmigo, yo aprenderé con vosotras". Solo espero ser el mejor entrenador posible para ellas, que les guste, que les enganche y si además aprenden, crecen, mejoran.. miel sobre hojuelas.
Se siente vértigo, pero es emocionante el subidón que produce esta caída libre, de nada valen las miles de horas de trabajo junto a grandes entrenadores, los cientos de entrenos y partidos con equipos de Liga Gallega, selecciones autonómicas, los campeonatos de España vividos, los gallegos ganados... aquí solo vale tu capacidad para que 13 crías de entre 7 y 9 años crean en ti, tu capacidad para integrar TU idea de formación en baloncesto en SUS registros... convencer, empatizar.. saber leer qué necesitan y encontrar la forma de proporcionárselo. Pero, sobre todo, ser humilde y ponerle, como mínimo, la misma ilusión que le ponen ellas.
Me siento orgulloso de formar parte de un club al que le importan los detalles, de ser uno de los miembros de lo que informalmente llamamos 'la academia', un lugar donde enseñamos a las más pequeñas no solo técnica individual, botar, pasar, tirar y defender... también a entrenar, a esforzarse, a respetar a las personas, los buenos hábitos y las buenas costumbres... sin olvidarnos que en el deporte, como en la vida, hay que aprender a competir.
"¿Qué te parece entrenar al benjamín?"
Ahora es cuando muchos de los que me conocen pensarán... ahí está el que abominaba del minibasquet, el que juraba y perjuraba que él no sería nunca capaz ni siquiera de entrenar alevines... el que pensaba que el baloncesto empezaba en edad infantil, que lo anterior era una cosa que existía... pero no para él...
Un flash, un instante de 'debilidad'.. "venga, acepto"... y me vi de pronto rodeado de un grupito de pequeños proyectos de personas, pequeños proyectos de jugadoras, intentando fabricar un entreno que no les aburriese, que les sirviese de algo, utilizando la psicología para hacerme con ellas y guiarlas, hacia cualquier sitio, pero guiarlas. Me vi buceando en webs, suplicando apuntes entre mis compañeros experimentados en 'basquet pequeño', pensando, pensando y volviendo a pensar.
Nunca más que ahora vale aquel dicho de "vosotras aprenderéis conmigo, yo aprenderé con vosotras". Solo espero ser el mejor entrenador posible para ellas, que les guste, que les enganche y si además aprenden, crecen, mejoran.. miel sobre hojuelas.
Se siente vértigo, pero es emocionante el subidón que produce esta caída libre, de nada valen las miles de horas de trabajo junto a grandes entrenadores, los cientos de entrenos y partidos con equipos de Liga Gallega, selecciones autonómicas, los campeonatos de España vividos, los gallegos ganados... aquí solo vale tu capacidad para que 13 crías de entre 7 y 9 años crean en ti, tu capacidad para integrar TU idea de formación en baloncesto en SUS registros... convencer, empatizar.. saber leer qué necesitan y encontrar la forma de proporcionárselo. Pero, sobre todo, ser humilde y ponerle, como mínimo, la misma ilusión que le ponen ellas.
Me siento orgulloso de formar parte de un club al que le importan los detalles, de ser uno de los miembros de lo que informalmente llamamos 'la academia', un lugar donde enseñamos a las más pequeñas no solo técnica individual, botar, pasar, tirar y defender... también a entrenar, a esforzarse, a respetar a las personas, los buenos hábitos y las buenas costumbres... sin olvidarnos que en el deporte, como en la vida, hay que aprender a competir.
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